El Tiempo en Cuenca

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HUELE A SEMANA SANTA

No me digáis que no huele Cuenca distinto; no me digáis que no se ve Cuenca de otra manera; no me digáis que no suena Cuenca diferente cuando, comenzada la Cuaresma, avistamos ya la llegada de nuestra Semana Santa.
Y no me digáis que no habéis tarareado ya, en alguna ocasión, esto:

Y ya nuestras conversaciones giran muy a menudo sobre tal o cual procesión, ese vídeo que acabamos de ver en youtube sobre la Semana Santa de antaño, o ese problemilla que ha surgido en nuestra hermandad.
Y es que Cuenca y la Semana Santa se encuentran tan íntimamente unidas que es imposible separarlas. Cuenca no se entiende sin su Semana Santa. Como decía Carlos Calvo en su magnífico pregón de 1988: "No sé si Cuenca tendría sentido sin su Semana Santa. (...) y creo que algún día se contará se contará la leyenda de una ciudad que, en el atardecer de un Viernes Santo se fue detrás una Cruz y no volvió jamás.".
Huele distinto en este tiempo. "Retama, mirtos, orégano y cantuesos tiene el monte como perfumes y aromas", cantaba José Luis Lucas Aledón, estrenando el escenario de San Miguel, al anunciar la Semana Santa de 1980. El aire trae aromas nuevos, los almendros empiezan a florecer, Cuenca, en fin, es también un espectáculo para nuestras pituitarias. Es tanto así que, tal como bellamente nos describía José Miguel Carretero, en un Domingo de Resurrección "Huele a pan tierno, recién hecho, al pasar por las viejas tahonas camino de San Andrés".
¿No oís en estas noches sones de cornetas y tambores? ¿No soñáis con el sonido de las horquillas al chocar contra el suelo?¿No adivináis nuestro grito más desgarrador...? ¿Y el silencio escalofriante cuando callan las turbas? ¿Y el sonido cósmico y desmedido mezclado con las últimas notas del Miserere?
Cuenca además se transforma cromáticamente para recibir el primer plenilunio de la primavera. "Abril llega a Cuenca con la luz cenital que la inunda toda...", anunciaba Lucas Aledón. Nuestras hoces adquieren color, se adorna el árbol del amor, el de esa curva querida, y de nuestros arcones salen mil y un colores de túnicas y capuces que llenarán nuestras calles en un caleidoscopio de belleza casi imposible.
Colores, sabores, olores y sonidos que ya se adivinan, se sienten y se presienten. Vivid la Cuaresma intensamente porque ya huele a Semana Santa. 

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