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SER DE CUENCA ES AMAR CUENCA

Ser de Cuenca no es nacer en Cuenca. Ser de Cuenca es amar Cuenca. Uno puede haber tenido la inmensa suerte de nacer en Cuenca y, sin embargo, por razones cualesquiera, no ser de Cuenca. Aunque me parece imposible nacer en Cuenca y no amarla, podría darse esa combinación.
Ser de Cuenca es amar cada uno de sus rincones, es sentir pasión por todos y cada uno de los poros de esta rocosa ciudad. Ser de Cuenca es sentirse orgulloso de formar parte de su historia y de su presente y creer firmemente en su futuro. Ser de Cuenca es proclamarlo a los cuatro vientos a tiempo y a destiempo.
Ser de Cuenca es sentir pena al ver una ciudad cada día más sucia y deteriorada, y denunciarlo para que se solucione. Ser de Cuenca es sentir tristeza al observar que quien la gobierna no la ama y no es capaz de lanzar ningún proyecto ilusionante, y hacer lo posible para que el gobierno de la ciudad cambie dentro de unos pocos meses.
Ser de Cuenca es sentir rabia cuando uno anda por el Casco Antiguo y ve que uno de sus emblemas, las Casas Colgadas, siguen cerradas por la nefasta gestión de un alcalde. 
Ser de Cuenca es gobernar una institución, como la Junta de Comunidades, y salvar su festival más internacional como es la Semana de Música Religiosa que otro había estado a punto de cargarse. Ser de Cuenca es querer que la ciudad sea la referencia con un museo como el Paleontológico que debe ser un revulsivo turístico. Ser de Cuenca es presidir el gobierno de una comunidad y pagar al ayuntamiento de esa ciudad lo que antes otros habían dejado de pagar.  Ser de Cuenca es presidir la institución provincial y dedicar más de un millón de euros a su cultura. Ser de Cuenca es, tomar decisiones sin mirar el signo político, y aprovechar el Consorcio Ciudad de Cuenca para solucionar problemas municipales, dado que el consistorio no es capaz de ello.


Ser de Cuenca es saber que la tristeza actual de la ciudad se puede cambiar y que Cuenca y los conquenses somos capaces de transformarla. Ser de Cuenca es creer en Cuenca.
Ser de Cuenca no es nacer en Cuenca. Es amar Cuenca. 
Termino enlazando con mi entrada anterior: ¿Puede ser alcalde de Cuenca alguien no nacido en Cuenca?. Sí, claro que sí. Pero nunca podrá serlo quien no ame Cuenca. 



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